L’Osservatore Romano
La visita del Papa Francisco a las Naciones Unidas se produce en un momento de desafío y esperanza. Mientras el mundo lucha para hacer frente a los conflictos, la pobreza y el cambio climático, el Papa es una voz importante en favor de medidas urgentes para proteger a las personas y nuestro planeta.
Tengo el gran privilegio de haberme ya reunido varias veces con Su Santidad, un hombre de gran humildad y humanidad. Cuando el año pasado, en mayo, nos reunimos en el Vaticano, el Papa invitó a los jefes ejecutivos de las Naciones Unidas a «promover juntos una verdadera movilización ética mundial que, más allá de todas las diferencias de credo u opiniones políticas, difunda y aplique un ideal común de fraternidad y solidaridad, especialmente con los pobres y los excluidos».
La cooperación internacional en favor de las personas más vulnerables del mundo es fundamental para la misión de las Naciones Unidas, así como se recoge en nuestra Carta, cuya entrada en vigor cumplirá setenta años el próximo mes.
Si bien las Naciones Unidas trabaja con los socios para responder a las muchas emergencias en nuestro mundo, también buscamos construir la estabilidad a largo plazo. Es por eso que nos sentimos muy honrados por el hecho de que Su Santidad nos visite en el día en que se adoptó la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030.
El Papa Francisco ha exhortado a la gente de todo el mundo a trabajar en la creación de nuevos objetivos de desarrollo sostenible «con generosidad y valentía». Como dije al Papa, para esto hay que desafiar todas las formas de injusticia.